Zaragoza, 4 de junio de 2015
El resultado de las pasadas elecciones del
día 24 de mayo ha sido en gran parte el esperado, que augurábamos en nuestro
anterior artículo “Una nueva etapa de cambio”.
Los electores han votado masivamente para
que en Aragón y en España se inicie una nueva etapa, con nuevos gobiernos de
progreso, que comiencen a poner en marcha una serie de medidas económicas,
sociales, y de regeneración de las instituciones, que rompan con las políticas
erróneas de recortes y de empobrecimiento de las clases medias y las clases
trabajadoras que se han aplicado en estos años de gobiernos populares.
Estos últimos se han olvidado de los más débiles
y, plegándose a las exigencias de los mercados y de los más poderosos, han
abandonado incluso a sus bases sociales tradicionales de clases medias, autónomos y otros sectores (que
o han votado a Ciudadanos o a otras opciones, o se han quedado en casa en estas
elecciones), y han condenado a una generación de jóvenes (los más preparados y
con valores más democráticos en toda nuestra historia), a la posibilidad de
vivir peor que sus padres, sin ningún futuro ni esperanza.
Frente a esta situación, los nuevos
gobiernos autonómicos y locales de centro izquierda que se nombren dentro de
varias semanas, tienen ante sí una responsabilidad histórica enorme, y unos
retos que en casi 40 años de democracia, no se habían planteado en anteriores
ocasiones.
Tienen nada menos como principal reto el
de reconstruir el país (y dar la vuelta a estos “gobiernos de la desigualdad
social” que hemos tenido en estos años), sus comunidades autónomas y ayuntamientos,
durante largos años, devastados por los recortes y la brutal corrupción que han
practicado masivamente muchos gobiernos de los populares (los abrumadores
ejemplos no cabrían ni siquiera enumerados, en este artículo).
Después vendrán las elecciones de
noviembre, donde es previsible que los ciudadanos voten de nuevo por el cambio,
pero donde dependiendo de cómo arranquen ahora los nuevos gobiernos autonómicos
y locales, los electores indecisos se movilizarán finalmente en una o en otra dirección.
En Aragón también parece que han llegado
estos nuevos aires de cambio, y los partidos tienen ante sí una enorme
responsabilidad: el PSOE, porque le tocará con casi toda seguridad liderar esta
nueva etapa. Podemos, porque además de la capital de Aragón, su apoyo será
decisivo en el Gobierno autonómico y en muchos gobiernos locales. El Partido
Popular, porque ahora debe iniciar una etapa de radical renovación y regeneración,
que Aragón también necesita, por su salud democrática, y porque este partido
tiene aquí también nuevos líderes jóvenes y con nuevas ideas, que tienen ante sí
ahora un reto importante. Y los demás partidos (PAR, Ciudadanos, CHA, IU),
porque también su apoyo y contribución en esta nueva etapa de cambio será también
decisiva , e incluso, si finalmente Podemos no votara favorablemente la
investidura de Javier Lambán como nuevo presidente de Aragón (que tiene ante sí
el reto de renovar el PSOE de Aragón incluso desde el Gobierno), porque su
apoyo favorable puede contribuir también a la estabilidad y el progreso que necesita
esta tierra.
Son nuevos tiempos, de cambio, como decíamos
el mes pasado, y nuestros nuevos responsables públicos no nos pueden fallar,
pues los ciudadanos han votado para abrir una nueva etapa, radicalmente
distinta de la oscuridad que hemos vivido en estos últimos años, y Aragón y
España merecen que se abra un nuevo momento de esperanza , sobre todo para los
miles de jóvenes que están esperando una oportunidad para desarrollar su
talento y su gran valía.